Vamos a ver cuatro formas en que los animales de terapia ayudan a los enfermos:
Enfrentarse a los desafíos: Una mascota es una responsabilidad. Aprender a cuidarlas y verlas todos los días puede suponer asumir un nuevo propósito en aquellos que están recibiendo quimioterapia u otros procedimientos más complejos. El vínculo que establecen con el animal les da una razón para luchar y ver los difíciles desafíos médicos con esperanza y positivismo.
Un tiempo de recuperación más corto: Muchos pacientes que reciben la terapia animal recuerdan a sus propias mascotas que han dejado en casa. Es una sustitución que acreciente el deseo de volver a ver a sus amados perros o gatos y ayuda a que la recuperación sea más rápida.
Compañía: Se puede sentir soledad estando en el hospital. Los animales de terapia pueden hacer la estancia más divertida y menos aislada. Los pacientes que no reciben muchas visitas esperan con ansia la visita diaria de su perro o gato de terapia para acariciarlo y estar con él.
Mejor interacción familiar: Los otros familiares también se benefician de las visitas del animal. La presencia de un perro afecta a todos los presentes en la habitación. Pueden olvidar por un momento y disfrutar de las caricias y diversión del paciente con su amig@ de cuatro patas.