Cuando los niños van al dentista a hacerse cualquier arreglo dental y se encuentran con una animal de terapia, inmediatamente se relajan. Y es que estos animales  tienen un efecto suavizante sobre sus emociones.

En el caso de los niños que tienen alguna mascota en casa, el hecho de ver otra en la consulta del doctor, la sala de espera,  o la habitación del hospital donde deben permanecer como pacientes, hace que experimenten cotidianidad y les genera confianza.