Vamos a explicar la diferencia entre uno y otro, porque mucha gente los confunde y no tienen nada que ver.
Perros de servicio son: en el contexto de la seguridad y militar: el perro policía, salvamento, antidrogas, guardián. En contexto sanitario: el perro guía que acompaña a personas con alguna deficiencia sensorial (ciegos, sordos, parapléjicos, disminuidos psíquicos)
Estos perros se seleccionan desde cachorros por unas cualidades especificas determinadas, innatas, que variarán según el servicio que vayan a prestar, y recibirán después un entrenamiento que puede llegar hasta los dos años de vida del perro. Tienen una vida útil para el servicio que prestan de unos 6 años en el caso de los perros policía, y algo más en los perros guía, después de lo cual se jubilarán y otro perro pasará a ocupar su lugar.
Los perros de terapia: se seleccionan también por determinadas características de su personalidad. Dependiendo para qué terapia van a ser utilizados se seleccionara un perro u otro. Sin embargo, a diferencia de los perros de servicio, el perro de terapia no recibe un entrenamiento especifico, mas allá del típico: sentado, junto, quieto…que podemos entrenar nosotros mismos o encargar a un educador canino. En algunos casos, la naturaleza obediente del perro hace innecesario este entrenamiento.
Así pues, vemos que en el caso del perro de terapia, lo que hace que sea más o menos útil para el fin terapéutico, es su propia naturaleza y personalidad. La interacción del perro con la persona que va a ser tratada, se debe establecer de forma fluida, natural, y la conexión entre ambos para lograr ese efecto terapéutico, intima y subconsciente.
¿Y si queremos que nuestro perro sea un perro de terapia?
Primero hay que estudiar la genealogía del perro, si es posible saber de sus padres, si sufrió algún trauma en su infancia (una separación prematura de su madre) los primeros 3 meses de la vida de un perro son cruciales para su futura madurez y estabilidad mental.
En el caso de los perros adoptados, esto se hace bastante difícil de saber pues no tenemos información del pasado del perro, sino que lo que vemos es el presente. Muchos perros adoptados muestran un comportamiento sumiso, cariñoso y agradecido por haberles acogido en «nuestra manada», pero un perro que ha sufrido un trauma en sus primeros meses de vida puede tener una reacción inesperada en un contexto extraño e inquietante para él, como puede ser un hospital o un colegio. Es por lo tanto, en el caso de los perros adoptados, una lotería.
Nosotros hacemos una pruebas presenciales en nuestro centro de Madrid, y en algunos casos también a través de videoconferencia para personas que no pueden desplazarse a nuestro centro. En ellas detectamos si las cualidades del perro lo hacen buen candidato a ser perro de terapia, y en caso positivo, para cuál. Son pruebas exhaustivas, en las que se prueba la atención, paciencia, aguante, flexibilidad, capacidad de discernimiento, estabilidad emocional, y otras. Si el perro pasa las pruebas, podemos plantearnos ser voluntarios/as de terapia con nuestro amigo de cuatro patas.
Si nuestro perro no es buen candidato para ser perro de terapia tampoco debemos entristecernos. Tenemos un compañero de vida y eso también es importante.