Si estás pensando en adoptar un animal, ya sea perro, gato, cobaya, pájaro o incluso un caballo, te felicito. Todavía no hay suficientes personas para todos los animales que son abandonados y están esperando que alguien les adopte en refugios, santuarios y perreras.

Sin embargo, pensemos en los perros y gatos, pues estos son los animales adoptados por excelencia. Generalmente la gente va al refugio o perrera, y se lleva al animal que más le gusta basándose en su apariencia física, su edad, su estado de salud…a veces busca por internet y directamente «encarga» el animal para que se lo traigan a casa. En el mejor pero menor de los casos, el adoptante viaja hasta el lugar donde está el animal para cerciorarse de que es el elegido y recogerlo.

Entonces ¿qué tengo que hacer si quiero adoptar un animal para ser terapeuta?

Primero, piensa ¿por qué quiero adoptar? ¿soy la persona más adecuada? ¿tengo paciencia, soy flexible, no es una necesidad de afecto personal? porque muchas personas adoptan sin saberlo por razones terapéuticas personales. Para sanar una herida emocional, mitigar su soledad, el aburrimiento, o por razones que no tienen que ver con el animal en si.

Cuando adoptas, la principal razón debe ser el bienestar del animal, y tú debes estar bien. Tu entorno también. Adoptar para suplir una carencia emocional, y autoengañarte diciéndo «voy a ser terapeuta canino y ayudar a los demás» es lo peor que puedes hacer. Por eso en AwfPaw no recomendamos a priori animales recién adoptados para utilizarlos como terapeutas.

Si quieres ser terapeuta canino/animal debes tener un animal al que conozcas bien y sepas su pasado, su temperamento y sus reacciones. Mucha gente viene y nos dice: «quiero ser terapeuta canino, adoptaré un perro». Ese no es el camino. Un perro recién adoptado necesita adaptarse a su nuevo entorno. Es él quien necesita tiempo y terapia. Y por desgracia, algunas veces no funciona y los animales son devueltos a su lugar de origen.

¿Así que no puedo ser terapeuta con un animal adoptado?

Claro que sí, pero nosotros recomendamos 2 años de convivencia con el animal adoptado para conocerlo bien y saber predecir su comportamiento. Recordemos que el animal de terapia, al contrario que el de servicio, no recibe un entrenamiento para que se comporte de una determinada manera en las terapias, sino que todo parte del carácter y temperamento innato del animal, y de su capacidad de empatizar con la persona que va a recibir la terapia.

En el caso de los perros de terapia, es mejor trabajar con animales que ya no son cachorros y están más asentados, así que un perro de entre 3 y 8 o incluso más años, puede ser un buen terapeuta, a diferencia de los animales de servicio, que tienen la jubilación más temprana.

En el resto de las especies que pueden ser terapéuticas, se aplicarán los mismos parámetros basándonoslos en su rango vital (no son los mismos años los que vive y se desarrolla una cobaya, un periquito o un pez), con algunas excepciones, como pueden ser algunas especies de aves terapéuticas. De eso iremos hablando en sucesivos posts.