Cuando alguien importante en nuestras vidas se va para siempre deja un vacío insoportable. Una mascota puede ayudar a superar ese vacío.

Las pérdidas pueden ser por varios motivos. La muerte de un ser querido es muy importante pero no lo es menos cuando sufrimos un divorcio, un amigo que desaparece, un hijo/a que se va de casa…

En estos casos podemos rellenar ese vacío adoptando una mascota adecuada. Cada caso depende de la personalidad, de las posibilidades de mantenimiento y del estado físico del futuro propietario/a.

Lo más recomendable si nos encontramos bien físicamente es un perro, porque nos fuerza a ocuparnos de él, a sacarlo todos los días, a darle de comer y asearlo. Un perro puede ser muy cariñoso y ocupar ese hueco que ha dejado esa persona que ya no está.

También hay otras mascotas que requieren menos cuidados diarios, no requieren el esfuerzo físico de sacarlos todos los días de paseo o hacer sus necesidades, y tienen unos gastos de mantenimiento más asequibles. En este apartado estarían pájaros (pequeños loros, periquitos) y roedores (conejos y cobayas).

¿Por qué no menciono los gatos y los peces?  porque son animales que no demuestran tanto el cariño como lo pueden hacer los antes mencionados. Claro que tienen sus virtudes, especialmente para situaciones de estrés y ansiedad, pero en este caso en particular intentaremos proveernos de una mascota que claramente nos demuestre su afecto y su devoción incondicional, como elemento necesario para facilitar la recuperación psicológica del futuro amo/a.